Hay cinco
pecados capitales de la comunicación: improvisar, no escuchar, no
controlar el tiempo, la arrogancia y el mal uso del lenguaje no verbal.
-Improvisar: A menudo nos
creemos que sabemos tanto del tema sobre el que vamos a hablar que no
nos preparamos. Y no hablo sólo de una conferencia, sino de una reunión
de trabajo o una entrevista.
-No escuchar: La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla, no desde el nuestro. Es la diferencia entre oír y escuchar. Consiste en ponerse en la piel del otro mientras habla para entenderle de verdad, sin intentar llevar todas las referencias que oímos a nuestro terreno. Es difícil, pero es la verdadera base del diálogo. Una de las carencias que más veces se señala cuando se pregunta a los empleados por los defectos de su jefe es que no escucha.
-No controlar el tiempo: ¿Qué más da que me hayan dicho que hable diez minutos si mi conferencia es la más interesante que va a escuchar la audiencia hoy? Lo que me lleva a otro pecado:
-La arrogancia: Si marcamos las
distancias, ya sea con una distinguida audiencia o con los miembros de
nuestro equipo, nos sentimos a salvo. Sin embargo, ¿no les encanta
cuando oís hablar a alguien que se acerca a nosotros con anécdotas
personales, mirándonos directamente a los ojos, usando ejemplos? ¿Por
qué no aplicarlo?
-El mal uso del lenguaje no
verbal: Estoy seguro de que a todos les ha pasado en alguna ocasión que
han transmitido un mensaje totalmente distinto al que llevaban
preparado. ¿Por qué? Porque vuestros gestos, vuestra conducta, vuestra
actitud, transmitían algo diferente. Y en el diccionario de mensajes
ocultos que todos tenemos interiorizado, las señales no verbales son más
importantes que el mensaje hablado. Ya en 1971, Albert Merahbian,
profesor de UCLA, desarrolló el modelo 55/38/7: el 55% del significado
de cualquier mensaje proviene del lenguaje corporal visual(gestos,
postura, expresión facial); el 38%, del elemento vocal, del modo en que
se dicen las palabras tono, velocidad e inflexión); y el 7% restante es
el que se refiere a las palabras, al contenido del mensaje en sí.
Uno de los principios más
importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber
escuchar. La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran
parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se está más tiempo
pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad propia de
comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en
común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se
escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un
esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce
al escuchar sin interpretar lo que se oye.
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