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Por una democracia deliberativa en el mundo y una Renovacion Absoluta en el ser humano .......
- "Sí, Poeta aficionado, que expreso el sentir entrañable de la vida, en pequeños y sencillos versos." LuMo2020
lunes, 29 de noviembre de 2010
sábado, 27 de noviembre de 2010
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Pago de incapacidades en Trabajadores Asociados a las COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO (CTA).
Cortesia: Actualicese.com
Son muchas las personas que laboran a través de las CTA, por eso es importante que sepan defender sus derechos económicos no sólo frente a las EPS, sino también ante la misma CTA.
Recordemos: Trabajadores Asociados son los dueños de la CTA
Muchos trabajadores asociados a una CTA, no han comprendido que son los dueños de la Cooperativa de Trabajo Asociado, pues si fueron vinculados bajo dicha modalidad “asociados”, se han convertido automáticamente en sus dueños, por eso es que no reciben ni sueldo ni prestaciones sociales, pues el Código Laboral en éstos casos no aplica, aplica son los estatutos sociales y por ende, la remuneración que reciben son Compensaciones Ordinarias y Extraordinarias, en términos comerciales, podríamos decir, que es lo mismo que reciben los socios o accionistas en una empresa como las utilidades o reparto de dividendos.Seguridad Social de los Trabajadores Asociados en una CTA
Para todos los efectos de la Seguridad Social, a los asociados de una CTA se les aplica las normas sobre Salud, Pensiones y Riesgos Profesionales, igual como si fueran trabajadores dependientes. Lo anterior, por disposición expresa del artículo 6 de la Ley 1233 de 2008.Incapacidades por Enfermedades o Accidentes de Origen Común
Los 3 primeros días: A pesar de que los Trabajadores Asociados asumen un rol de independientes asociados a una CTA, los tres primeros días corren a cargo de la misma CTA, pues como ya se anotó, para todo el régimen de seguridad social, se asimilan a trabajadores dependientes.A partir del 4º día en adelante: El Pago a partir del 4º día hasta el día 180, estará a cargo de la EPS a la cual se encuentre afiliado el trabajador asociado, a partir del día 181, será asumido por el Fondo de Pensiones mientras se adelanta la Calificación de Pérdida de Capacidad Laboral. (Ver: Tabla de días y valores por incapacidades y otros aspectos para su reconocimiento, que también aplica para los asociados a las CTA).
Incapacidades por Enfermedades o Accidentes de Origen Profesional
Al igual que las incapacidades de origen común, al trabajador asociado a una CTA, la ARP debe atenderlo y pagarle en igual forma que la de un trabajador dependiente, por ejemplo, deberá pagar el valor de las incapacidades sobre el 100% del valor reportado en la Pila como compensación mensual y su pago deberá hacerlo desde el día siguiente de la eventualidad.Ojo, las compensaciones anuales y semestrales NO se suspenden mientras está incapacitado el trabajador asociado
Como ha recordado el Ministerio de Protección Social en varios conceptos, mientras un trabajador asociado está incapacitado (de origen común o profesional), NO se le puede suspender el reconocimiento de las compensaciones anuales o semestrales (extraordinarias) que estén consagradas en el régimen de compensación de los Estatutos, que por supuesto, están aprobados y registrados en el Ministerio de Protección Social. (Decreto 4588 de 2006, artículo 25)Material Relacionado:
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FORO ‘Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes": En vez de castigarnos como adultos, el Estado debe garantizar nuestros derechos"
Cortesia: Veduriadistrital.gob.co (2010-11-24)
Hacer mayores inversiones en los jóvenes, en vez de aumentar las penas, fue una de las conclusiones del foro, ‘Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes’, que se realizó el pasado 22 de noviembre en la Asociación Cristiana de Jóvenes, en el marco de la semana del Control Social de la Veeduría Distrital.
La Veedora Distrital, María Consuelo del Río Mantilla, afirmó que bajar los años para condenar a jóvenes como adultos, es volver al pasado y entregarle luego a la sociedad delincuentes formados en cárceles. El Código Penal de 1936, y que rigió hasta 1980, contemplaba condenar a jóvenes desde los 16 años, con igual de condiciones que un adulto. Por un hurto menor, encarcelaban a los jóvenes hasta seis u ocho años de prisión, y luego salían con 22 años hechos unos delincuentes, porque la cárcel es la escuela del crimen. “La solución no es enviarlos a todos a las cárceles, sino invertir en ellos, darles oportunidades laborales, crear cupos de salud, educación y procesos de prevención”, afirmó la Veedora Distrital.
Por su parte, Margarita Useche, Coordinadora de la Especialización de Infancia y Adolescencia de la Universidad Externado de Colombia, dice que el proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República (Aumento de sanciones a adolescentes) no está teniendo en cuenta a esta población, porque es una ley que se hace con influencia de los medios, y no con razones de fondo como los factores sociales, económicos y sicológicos por los que llegan a cometer delitos los adolescentes. “No podemos juzgar a todos los jóvenes con el mismo proceso cuando no se conocen los motivos que lo llevaron a cometer el crimen. Debe existir una corresponsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado, y más cuando no existe un proceso de reinserción sólido para reincorporarlos a la vida social”, argumentó Useche.
En el evento estuvieron más de 100 personas de las diferentes localidades de la ciudad, entre ellos jóvenes, quienes mostraron su rechazo al aumento de penas para adolescentes, porque por un hurto menor –como robar un paquete de papas- tengan que compartir celdas con delincuentes que han asesinado, violado y cometido crímenes peores. Ellos pidieron que en vez de castigarlos como adultos, el Estado y la misma sociedad les brinde los derechos que están contemplados en el Código de Infancia.
Por último, la Veeduría Distrital convocó a una mesa de trabajo para que esta discusión no sólo quede en el Foro, sino por el contrario, se le realice un seguimiento a las políticas que se están gestando para los adolescentes y trabajar por ellos y para ellos.
La Veedora Distrital, María Consuelo del Río Mantilla, afirmó que bajar los años para condenar a jóvenes como adultos, es volver al pasado y entregarle luego a la sociedad delincuentes formados en cárceles. El Código Penal de 1936, y que rigió hasta 1980, contemplaba condenar a jóvenes desde los 16 años, con igual de condiciones que un adulto. Por un hurto menor, encarcelaban a los jóvenes hasta seis u ocho años de prisión, y luego salían con 22 años hechos unos delincuentes, porque la cárcel es la escuela del crimen. “La solución no es enviarlos a todos a las cárceles, sino invertir en ellos, darles oportunidades laborales, crear cupos de salud, educación y procesos de prevención”, afirmó la Veedora Distrital.
Por su parte, Margarita Useche, Coordinadora de la Especialización de Infancia y Adolescencia de la Universidad Externado de Colombia, dice que el proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República (Aumento de sanciones a adolescentes) no está teniendo en cuenta a esta población, porque es una ley que se hace con influencia de los medios, y no con razones de fondo como los factores sociales, económicos y sicológicos por los que llegan a cometer delitos los adolescentes. “No podemos juzgar a todos los jóvenes con el mismo proceso cuando no se conocen los motivos que lo llevaron a cometer el crimen. Debe existir una corresponsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado, y más cuando no existe un proceso de reinserción sólido para reincorporarlos a la vida social”, argumentó Useche.
En el evento estuvieron más de 100 personas de las diferentes localidades de la ciudad, entre ellos jóvenes, quienes mostraron su rechazo al aumento de penas para adolescentes, porque por un hurto menor –como robar un paquete de papas- tengan que compartir celdas con delincuentes que han asesinado, violado y cometido crímenes peores. Ellos pidieron que en vez de castigarlos como adultos, el Estado y la misma sociedad les brinde los derechos que están contemplados en el Código de Infancia.
Por último, la Veeduría Distrital convocó a una mesa de trabajo para que esta discusión no sólo quede en el Foro, sino por el contrario, se le realice un seguimiento a las políticas que se están gestando para los adolescentes y trabajar por ellos y para ellos.
domingo, 14 de noviembre de 2010
Las diez cosas que más molestan del servicio de taxis.
SEMANA consultó con varios usuarios sobre las quejas que tienen de este servicio. Estas son las 10 que más molestan.
1. Que no aparezcan cuando más se necesitan. Para conseguir un vehículo a estas horas hay que empezar a pedirlo con varios minutos de anterioridad y esperar eternidades pegado al teléfono. La situación empeora en los días de lluvia. Como por arte de magia los carros amarillos de servicio público desaparecen de la ciudad, y tratar de conseguir uno se vuelve una utopía, a pesar de la gran oferta de taxis que hay en Bogotá.
2. Que tomen la ruta más larga. Este truco por lo general lo aplican a extranjeros o personas que no conocen bien la ciudad. Los taxistas escogen un recorrido más largo para que al final la carrera cueste más de lo habitual.
3. Que redondeen el valor de la carrera. La costumbre de muchos taxistas es aproximar el monto de carrera, pero siempre en beneficio de ellos. Si los puntos marcan 6.700 pesos, por ejemplo, lo redondean a 7.000 y no a 6.500. Aunque algunos pasajeros prefieren pagarlo, otros terminan en discusiones con el conductor por cobrar más de lo indicado en las tablas.
4. Que no tengan las vueltas. Algunos pasajeros consideran esta excusa como una estrategia de los conductores para quedarse con unos pesitos. Esta queja va de la mano con la anterior pues al no tener el cambio suficiente el pasajero, casi siempre porque tiene afán, termina redondeando el costo de la carrera. Aunque es entendible que en ocasiones los taxistas no tengan cambio cuando la persona paga con billete de 50.000 pesos, hay casos absurdos en los que ni siquiera tienen para devolver de un billete de 10.000 pesos.
5. Que se sobrepasen con las mujeres. Esta queja se presenta cuando una mujer coge sola un taxi. Los conductores a veces se exceden en cordialidad con la pasajera, les echan piropos y hay casos hasta en los que les hacen propuestas indecentes. Además, algunos taxis están equipados con una variedad de espejos retrovisores, de distintos tamaños, que usan para ver a las mujeres en falda.
6. El ruido. Hay taxistas que, además de sintonizar alguna emisora a alto volumen, suelen tener varios radio teléfonos sonando al mismo tiempo. Además, algunos conductores usan dichos aparatos para decirse groserías entre ellos o para contarse las anécdotas del fin de semana, a veces con detalles soeces. Para los usuarios no solamente el ruido es ensordecedor, sino que en ocasiones resulta incómodo y sospechoso por el lenguaje clave en el que hablan, que genera desconfianza.
7. Que no lleguen en el tiempo acordado. Fuera de que conseguir un taxi en las horas pico es casi imposible, cuando esto se logra pocos llegan en el tiempo pactado. La respuesta de la operadora siempre es: “de cinco a diez minutos”. Pero esto rara vez se cumple, salvo que el pedido se haga en la madrugada.
8. Que el carro esté sucio. Este es uno de los problemas más frecuentes no sólo de los taxis sino del trasporte público en general de Bogotá. Aunque los taxistas tienen que entregar el carro lavado cada vez que cambian de turno, algunos parece que llevaran meses sin pasar por el lavadero. La situación es más incómoda cuando el pasajero va a alguna reunión formal. Un taxi que por fuera luzca descuidado ya es un motivo para no sacarle la mano.
9. Que sólo vayan a donde ellos quieran. Al parar un taxi en la calle es común que el taxista le pregunte al pasajero el lugar al que se dirige. Y dependiendo de la respuesta deciden si lo llevan o no. Los conductores terminan imponiendo su propia ruta y según su conveniencia disponen si prestan el servicio o no.
10. Que hagan el paseo millonario. Este es quizá el mayor temor de todo el que se sube a un taxi. Se trata de un secuestro de algunas horas o incluso un par de días. El objetivo es obtener de la víctima todo el dinero posible de sus cuentas bancarias o de lo que su familia logre reunir. Este temor ha llevado a que pocos cojan un taxi en la calle, y si lo hacen, por lo general hay otra persona que anota las placas y el número del móvil.
Si usted tiene otra queja sobre este servicio participe en twitter.com/SemanaDigital. 1. Que no aparezcan cuando más se necesitan. Para conseguir un vehículo a estas horas hay que empezar a pedirlo con varios minutos de anterioridad y esperar eternidades pegado al teléfono. La situación empeora en los días de lluvia. Como por arte de magia los carros amarillos de servicio público desaparecen de la ciudad, y tratar de conseguir uno se vuelve una utopía, a pesar de la gran oferta de taxis que hay en Bogotá.
2. Que tomen la ruta más larga. Este truco por lo general lo aplican a extranjeros o personas que no conocen bien la ciudad. Los taxistas escogen un recorrido más largo para que al final la carrera cueste más de lo habitual.
3. Que redondeen el valor de la carrera. La costumbre de muchos taxistas es aproximar el monto de carrera, pero siempre en beneficio de ellos. Si los puntos marcan 6.700 pesos, por ejemplo, lo redondean a 7.000 y no a 6.500. Aunque algunos pasajeros prefieren pagarlo, otros terminan en discusiones con el conductor por cobrar más de lo indicado en las tablas.
4. Que no tengan las vueltas. Algunos pasajeros consideran esta excusa como una estrategia de los conductores para quedarse con unos pesitos. Esta queja va de la mano con la anterior pues al no tener el cambio suficiente el pasajero, casi siempre porque tiene afán, termina redondeando el costo de la carrera. Aunque es entendible que en ocasiones los taxistas no tengan cambio cuando la persona paga con billete de 50.000 pesos, hay casos absurdos en los que ni siquiera tienen para devolver de un billete de 10.000 pesos.
5. Que se sobrepasen con las mujeres. Esta queja se presenta cuando una mujer coge sola un taxi. Los conductores a veces se exceden en cordialidad con la pasajera, les echan piropos y hay casos hasta en los que les hacen propuestas indecentes. Además, algunos taxis están equipados con una variedad de espejos retrovisores, de distintos tamaños, que usan para ver a las mujeres en falda.
6. El ruido. Hay taxistas que, además de sintonizar alguna emisora a alto volumen, suelen tener varios radio teléfonos sonando al mismo tiempo. Además, algunos conductores usan dichos aparatos para decirse groserías entre ellos o para contarse las anécdotas del fin de semana, a veces con detalles soeces. Para los usuarios no solamente el ruido es ensordecedor, sino que en ocasiones resulta incómodo y sospechoso por el lenguaje clave en el que hablan, que genera desconfianza.
7. Que no lleguen en el tiempo acordado. Fuera de que conseguir un taxi en las horas pico es casi imposible, cuando esto se logra pocos llegan en el tiempo pactado. La respuesta de la operadora siempre es: “de cinco a diez minutos”. Pero esto rara vez se cumple, salvo que el pedido se haga en la madrugada.
8. Que el carro esté sucio. Este es uno de los problemas más frecuentes no sólo de los taxis sino del trasporte público en general de Bogotá. Aunque los taxistas tienen que entregar el carro lavado cada vez que cambian de turno, algunos parece que llevaran meses sin pasar por el lavadero. La situación es más incómoda cuando el pasajero va a alguna reunión formal. Un taxi que por fuera luzca descuidado ya es un motivo para no sacarle la mano.
9. Que sólo vayan a donde ellos quieran. Al parar un taxi en la calle es común que el taxista le pregunte al pasajero el lugar al que se dirige. Y dependiendo de la respuesta deciden si lo llevan o no. Los conductores terminan imponiendo su propia ruta y según su conveniencia disponen si prestan el servicio o no.
10. Que hagan el paseo millonario. Este es quizá el mayor temor de todo el que se sube a un taxi. Se trata de un secuestro de algunas horas o incluso un par de días. El objetivo es obtener de la víctima todo el dinero posible de sus cuentas bancarias o de lo que su familia logre reunir. Este temor ha llevado a que pocos cojan un taxi en la calle, y si lo hacen, por lo general hay otra persona que anota las placas y el número del móvil.
El tráfico, las obras o la lluvia son algunas de las razones por las cuales un taxi no llega a tiempo. SEMANA entrevistó a un taxista para que le explique a los usuarios por qué es tan difícil ubicar un taxi en las horas pico.
Cortesia: Semana.com
sábado, 13 de noviembre de 2010
12 sitios web educativos (imprescindibles) para lo...
DE TODITO....UN POQUITO: 12 sitios web educativos (imprescindibles) para lo...: "AULABLOGhttp://www.aulablog.com/ Es un blog de edublogs que publica los post o noticias que se publican en los blogs de otros docentes ad..."
Comercio Internacional y Aduanas: 100 bibliotecas universitarias del mundo entero a ...
Comercio Internacional y Aduanas: 100 bibliotecas universitarias del mundo entero a ...: "Las Universidades cuentan con una enorme cantidad de información y sus colecciones son a menudo el centro de todo. Usted no tiene que estar..."
martes, 9 de noviembre de 2010
La respuesta al derecho de petición deber ser de utilidad para el peticionario.
En consecuencia, la Secretaría de Educación de Caldas deberá resolver dichas peticiones, pues no se puede admitir que la Administración dé respuestas evasivas o dé simples afirmaciones de que el asunto se encuentra en revisión o en trámite, toda vez que este tipo de respuestas vulneran el derecho de petición, en razón de que los solicitantes necesitan una pronunciamiento idóneo y útil acerca de lo pedido. Además, esa respuesta debe ser comunicada a los peticionarios, pues de nada serviría que exista una respuesta pero que ésta no sea puesta en conocimiento de los solicitantes [Sentencia del 19 de agosto de 2010, radicación 17001 23 31 000 2010 00189-01(AC)]La jurisprudencia insiste una vez más en que la respuesta al derecho de petición debe ser de fondo; debe brindar una solución efectiva al peticionario, o si esta no es posible, expresarlo claramente, y si es necesario, sugerir el procedimiento a seguir, o indicar la autoridad o instancia a la que se debe recurrir para conseguir la solución o respuesta que se pretende con el derecho de petición, un derecho de rango constitucional, y que por eso mismo no se debe ignorar.
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Cortesia: Gerencie.com.
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