Bien miradas las cosas, las guerrillas y el Establecimiento colombiano están muy cerca y se parecen mucho. Un análisis de las propuestas de las FARC y de por qué en realidad no se negocia.
Cortesia: Bernardo Congote - razonpublica.com
La broma El protagonista de la novela de Milan Kundera que lleva este título, fue víctima de una broma de juventud que le costó ser expulsado del Partido, dedicando el resto de su vida a buscar la venganza de los bromistas. La historia de esos jóvenes se abre por diversos vericuetos y cuando las circunstancias vuelven a reunirlos, el protagonista se da cuenta de que sus esfuerzos por vengarse resultaron inútiles porque al encontrarlos, ninguno de los bromistas recuerda lo ocurrido. Sólo él[1]. Esa parábola podría servir para entender un hecho que, racionalmente hablando, podría ayudarnos a perder el miedo a negociar con las FARC. Sumidos en las profundidades de la selva, los guerrilleros que han podido seguir pensando algo encontrarían, al sentarse a negociar que -después de sesenta años de lucha- el Establecimiento habría incorporado a la vida cotidiana buena parte de sus utopías. Y que esto había empezado a suceder incluso antes de que las FARC fueran creadas formalmente. Las orillas que nos unen Es por eso que las negociaciones con las FARC podrían ser expeditas. Y que podríamos llegar a acuerdos, pero no convendría distraerse en presentarlos como "panaceas". Un examen de la llamada "Agenda Común" que la guerrilla le presentó al gobierno Pastrana en El Caguán, nos lleva a concluir que, lejos de estar apartados del Establecimiento, la racionalidad de las FARC está profundamente atada a los patrones ultraconservadores vigentes, hasta el punto de quedar reducidas a un "movimiento involucionario". Contrariamente a lo que se cree, puede ser que los temores que despierta la idea de negociar con las FARC no tengan que ver con la materia a negociar, sino con la muy baja disposición a negociar que tienen ambas partes. Esta indisposición se nutre del rentable negocio de la guerra, que por ahora reparte beneficios para ambas. Y se nutre de que, entrenados para guerrear, ni los voceros de la insurgencia ni los del Establecimiento se siente fuertes para negociar, de modo que les resulta más cómodo seguir disfrutando del beneficio político que produce esta guerra aplaudida por una sociedad mayoritariamente necrófila como la colombiana[2]. Coincidencias entre Establecimiento e insurgencia Toda confrontación supone la existencia de "partes". Sin embargo en Colombia se puede probar que, a pesar de más de un siglo de confrontación violenta, el conflicto no tiene partes y que, al contrario, Establecimiento e insurgencia han diseñado tensiones falsas que de manera perversa les ayudan a conservar sus privilegios minoritarios. Al revisar la "Agenda Común", resulta claro que las FARC-EP sólo quieren agrandar su cuota en la distribución de la torta existente, mientras que el Establecimiento no habría entendido que ya diseñó buena parte de lo que pide nuestra kunderiana insurgencia. Dicho lo cual se puede entender que esta guerra sin partes continúe debido a que los muertos sólo los pone el pueblo[3]/[4]. Hurgando en la "Agenda Común" Durante las conversaciones de El Caguán se publicó una agenda brevis sobre las bases de la negociación entre gobierno y FARC; esta agenda, como veremos en seguida, no en vano se acompañó del adjetivo "común". Y la agenda aún hoy mantendría su vigencia pues, a manera de ejemplo, las conclusiones de la IX Conferencia del movimiento en 2006, se basaron en "... la Plataforma... que sirvió de postulado para las discusiones políticas durante el proceso de paz con el gobierno Pastrana Arango"[5]. Esa agenda está integrada por los siguientes ítems[6]/[7]/[8]: 1. Comercio exterior: ¿autosuficiencia o apertura? 2. Derechos de propiedad: privada, estatal 3. Mercado: libre mercado - intervención estatal 4. Sectores estratégicos: Gobierno = sectores competitivos / Guerrilla = sectores patrimoniales fuertes (sic) 5. Factores de producción 6. Papel del Estado en la sociedad 7. Manejo monetario 8. Tratamiento de la pobreza 9. Narcotráfico: sustitución - erradicación de cultivos Comercio exterior: ¿autosuficiencia o apertura? La insurgencia incurre aquí en la misma equivocación que interesadamente promueven ciertos voceros del Establecimiento: la "apertura" no consiste, como ellos hacen creer, en unas fórmulas financieras o arancelarias, sino en abrir la sociedad para garantizar el ejercicio pleno de los derechos fundamentales. Ignorado lo anterior, las FARC aspiran a conservar cerrada la economía y a que el país sea autosuficiente, lo cual es coherente con un modelo que impera en Colombia desde comienzos del siglo XIX y que, enfrentado a vientos revaluacionistas como los de ahora, se sigue presentando como salida en los salones donde gremios y gobierno se sientan a pactar sus cuotas partes[9]. Para entender que Establecimiento y FARC están de acuerdo, bastaría observar de qué manera se conculcan, castran, condicionan o limitan los derechos fundamentales, algunos inclusive dentro del propio texto de la Constitución vigente. Esta realidad demuestra que ambas "partes", al no tocar ese almendrón, coinciden en conservar el status quo. ¿Qué tipo de restricciones enfrentan algunos derechos fundamentales? - Los artículos 11 (Derecho a la vida), 12 (Desaparición forzada, tortura...), 24 y 28 (Libertad de locomoción y movimiento) están siendo conculcados por el estado de guerra civil no declarada.
- El artículo 13 (Igualdad ante la Ley) y el 20 (Libertad de prensa) están limitados, el primero, por interpretaciones grises de la Corte Constitucional y el segundo, tanto por las Sentencias 258/98 y 383/99 de la Corte como por el inciso 2 del mismo artículo y los artículos 73, 75, 76 y 77 de la Carta.
- El artículo 27 (Libertad de enseñanza) y el 37 (Derecho de reunión) están limitados, el primero por los artículos 67, 68, 69, 189 (21) de la Carta, por el Decreto 4500/06 y por el Concordato vigente con el Vaticano. El segundo, por el inciso 1º del artículo 1º de la Carta.
- El artículo 58 (Derecho de propiedad privada), está limitado por la prevalencia de filosofía socialista expropiadora de los incisos 2 y 4 del mismo artículo.
Los derechos de propiedad Las FARC proponen recortar la presunta liberalidad de estos derechos, ignorando que ya se encuentran restringidos desde la Carta de 1886 hasta los artículos 58 y 334 de la vigente. Por tanto, las presuntas aspiraciones "socialistas" de la insurgencias no sólo habrían sido satisfechas por el reformismo conservadurista desde el siglo XIX, sino profundizadas en las reformas constitucionales de 1936, 1945, 1968 y 1991. Esto induce a creer que las guerrillas están buscando el mismo beneficio que obtuvieron los paramilitares en la negociación con el gobierno Uribe, al legitimar la expropiación violenta de tierras que usurparon de los millares de víctimas del desplazamiento[10]. ¿Qué problema habría en concedérselo también a las FARC? El problema de la tierra "...el planteamiento político que ha servido como la madre de un río... llamado FARC... es el planteamiento... que se llama "reforma agraria". Todavía hoy y por mucho tiempo será el eje de nuestra política".[11] La política de tierras del Establecimiento se enmarca en la prevalencia del derecho público sobre el individual (artículo 58 de la Constitución) y en la posibilidad de expropiación implícita en los artículos 334/35/39 y 340, preceptos estos de corte intervencionista y muy afines a las tesis agraristas de la insurgencia. En este tema, ambas "partes" ocultan que su guerra conservadurista ha logrado la única y verdadera reforma agraria: que los gamonales dueños del poder militar legal, paramilitar o ilegal se apropien de enormes extensiones de tierras[12]. Obsérvese, además, el tuétano del agrarismo insurgente cuando han propuesto, en otro discurso, que "Los Estados mayores de frente y los comandos.... tendrán en cuenta los meses de cosecha y... procederán a organizar las labores agrícolas correspondientes...En aquellos frentes donde (sea posible)... el Estado Mayor... nombrará el correspondiente jefe de agricultura..."[13]. Mercado libre e intervención estatal El Título XII de la Constitución vigente conculca, castra o limita los fundamentos de libertad económica y, por ende, resulta tan intervencionista como lo sueña la insurgencia. ¿Qué tipo de derechos económicos se encuentran conculcados o castrados? - El artículo 333 (Iniciativa privada), se halla conculcado por los incisos 3º, 4º y 5º del mismo artículo.
- El artículo 334 (Intervención del Estado en la Economía), es plena pues el poder ejecutivo se ha armado de once superintendencias que vigilan y controlan sendos sectores de la actividad económica[14]. Estas entidades dependen de la Presidencia de la República y carecen de control político sobre todo en estos tiempos de imperativas "mayorías uribistas" y "unidades nacionales".
- El artículo 335 (Intervención del Estado en la actividad financiera) es hijo del anterior habiendo servido para agravar el "riesgo moral" que afecta a las actividades financieras.
- El artículo 339 (Planes de Desarrollo), conculca la libre concurrencia y la movilidad de los factores productivos conservando privilegios y reduciendo posibilidades de ascenso social. Este artículo, además de ser intervencionista y centralista, reduce la participación ciudadana a un "saludo a la bandera" sobre todo en regiones controladas por la propia insurgencia, los paramilitares o ahora por las "BACRIM".
El papel del Estado Como acabamos de verlo, en este punto Establecimiento e insurgencia coinciden en mantener el intervencionismo y en cerrarles las puertas a las mayorías. Esto se refleja en el hecho de que Colombia tenga una de las distribuciones del ingreso más inequitativas de América Latina, en el antepenúltimo lugar que tenemos en materia de empleo, en haber pasado al penúltimo lugar como destino de la inversión extranjera, en el dudoso privilegio de ocupar el cuarto lugar del mundo en cuanto a gasto militar y en la precaria operación de nuestro sistema de justicia[15]. ¿Cuál es el problema entonces? ¿Qué tipo de tesoro estamos cuidando del "asalto insurgente"? El factor trabajo En relación con los trabajadores, el discurso del Establecimiento no es muy distinto del de la insurgencia. A manera de ejemplos: - El artículo 49 de la Carta (Servicio de salud por parte del Estado) está garantizado porque la Ley 100, a menudo descrita como "privatización del servicio", se encuentra de hecho en el peor de los mundos: dañosamente intervenida por el Estado y precariamente administrada por los privados;
- El artículo 53 (Protección de los trabajadores) ya es plena hasta el punto de impedir la creación de empleo;
- El artículo 54 (Capacitación laboral), está garantizada gracias a la extensa cobertura de los programas del SENA.
¿Cuál es, entonces, el problema aquí? El capital Para las FARC, hundidas en la selva mientras guardan dólares en las Islas Vírgenes, resulta difícil percibir que el factor capital está sometido, de buena gana, a las restricciones que establece el Título XII de la Constitución que parecen inspiradas en los reclamos de la guerrilla en contra del "capitalismo" (de los otros)[16]. La vigilancia y protección del capital por parte del Estado colombiano obedece al deseo de conservar los pequeños privilegios en vez de entrar a disputar grandes mercados, razón por la cual nuestros "grandes empresarios" ocupan puestos modestos en el ranking latinoamericano. Si la insurgencia está de acuerdo en conservar a esos pocos capitalistas- incluida ella misma- ¿dónde está el problema? El manejo monetario En este asunto las FARC desconocen que el Capítulo VI del Título XII de la Carta suministra herramientas suficientes para mantener el control monetario en cabeza del Estado, como es su pretensión. Ignoran por tanto que las decisiones monetarias tienden a proteger privilegios de clase (a los que ellas se quieren acoger) y que el Banco Central depende del Poder Ejecutivo, más aun después de la reelección que obtuvo Uribe. ¿Qué les preocuparía a los comandantes guerrilleros si pudieran negociar la traída de sus capitales -habidos de cualquier forma- y su de pronto tuvieran un puesto en el Club de Banqueros? Y... ¿Qué les preocuparía a los banqueros? No se olvide que en lo monetario, la cultura financiera de FARC-EP es tan "predatoria... parasitaria... y simbiótica" como la del pequeño núcleo capitalista criollo[17]. El tratamiento de la pobreza La sola enunciación del tema indica que la insurgencia está tan desenfocada como el Establecimiento. Conservar un aparato de Estado cerrado e intervencionista, que con Uribe vio respirar al corporativismo jesuita diseñado por Laureano Gómez, muestra otra vez la cercanía entre el Establecimiento y la insurgencia, pues ambos logran que los pobres sigan sirviendo de carne de cañón en una guerra permanente que preserva el flujo de privilegios. ¿Ergo...? El narcotráfico Este último punto de la "agenda común", también demuestra que el Establecimiento y la insurgencia están de acuerdo y esta vez, si faltara, lo están con el aval de los Estados Unidos pues ninguna de las "partes" puso sobre la mesa el tema del sobre precio que causa una demanda de psicoactivos sujeta a prohibición. Hoy sabemos que las tres "partes· se benefician de la política de perseguir a los productores: - Las FARC, los paramilitares y las "BACRIM" se benefician por el sobreprecio que alimenta sus arcas y porque la persecución de campesinos facilita sus prácticas de reclutamiento; - El Establecimiento se beneficia con los favores que recibe de Estados Unidos a cambio de secundar sus fracasadas políticas; - Y Estados Unidos se beneficia porque detrás de la "guerra contra las drogas" mantiene su presencia militar y política en el Sur de la América Latina. ¡¿Por qué no negociamos?! El examen de los puntos anteriores demuestra: - Una estrecha coincidencia entre las no "partes" en guerra;
- Que por tanto, no hay tales "partes" y, al final,
- Desmonta cualquier temor que pueda abrigarse como producto de un proceso de negociación.
Mucho más si tenemos en cuenta que en asuntos como el agrario, el financiero o el cerramiento del Estado, es posible que el Establecimiento haya sido más "involucionario" que las propias FARC. ¿Qué sería entonces lo que impide negociar de manera expedita y fructífera si en la mesa se van a encontrar favorecidos los intereses conservaduristas de ambos? ¿El miedo es hacia las FARC? "Ni las guerras civiles del siglo (XIX), ni las... más recientes, han (instaurado) un orden nuevo... Ellas discurren con su trágico cortejo mortuorio sin que (se) pueda hallar... un instante fundacional y creador."[18] ¿Acaso devela este paradójico espectro que, en el fondo, el Establecimiento teme negociar con las FARC no tanto por lo que de esa negociación se derive sino porque sus agentes están entrenados para no negociar privilegio alguno? Y además: - Porque un sistema sometido al proteccionismo durante buena parte del siglo XX, ciertamente no conoce empresarios negociadores gana-gana, sino buscadores de privilegios mediante concertaciones rentistas[19].
- Porque un sistema basado en otorgar privilegios también castra la habilidad negociadora de los políticos, pues en lugar de transacciones interpartidistas del tipo gana-gana, los agentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo apenas son avezados comerciantes de beneficios inter personales hundidos como están en el más degradante clientelismo[20].
¿Colombia está en "calidad de merecer"? Parodiando la "edad de merecer" de las damas, una que les da derecho a estrictas selecciones en el camino del amor, vale preguntar si Colombia es una nación en "calidad de merecer". Si la Colombia que somos nos confiere alguna característica que nos ponga muy "dignos" a la hora de sentarnos a negociar con la insurgencia. Porque ¿Qué somos en verdad como país? - Colíderes entre las guerras civiles más prolongadas de la modernidad.
- Puesto 60 como "democracia fallida" del Democracy Index, muy cerca de caer a la categoría de "régimen híbrido".
- Antepenúltimos en la distribución del ingreso.
- Antepenúltimos en el nivel de empleo regional.
- Colíderes globales en población desplazada.
- Segundo puesto en el volumen de gasto militar latinoamericano, puesto 22 global.
- Puesto 130 entre 144 países en el Índice Global de Paz[21]
¿Este proyecto de nación es el que siente asco sentándose a la mesa con su proyecto de insurgencia? ¿Acaso se quiere mostrar contrafácticamente que siendo un país progresista estamos asediados por una insurgencia degradada? ¿Qué, sino múltiples sinrazones, justifican que Colombia quiera aparentar lo que no es, impidiéndonos resolver una guerra civil permanente que sostenemos, léase bien, ¡unos colombianos degradados contra otros igualmente degradados!? ¿Habrase visto tamaño despropósito símbolo de nuestro más enfermizo narcisismo? ¿Por qué es absurdo no negociar? "Corresponde a los colombianos... poner fin a la violencia en Colombia... Solo un esfuerzo profesional y sostenido apoyado por el Estado va a funcionar. La ONU y la comunidad internacional pueden jugar un papel muy productivo en este proceso"[22].
- Primero, porque no son "partes" las que están en guerra, dado que ambas están sustancialmente de acuerdo.
- Segundo, porque el conflicto permanente sólo alimenta necrófilos intereses de grupo lo que, ante todo, afecta las aspiraciones biófilas de las mayorías destruyendo toda vocación de país[23].
- Tercero, porque si la guerra profundiza nuestra "democracia fallida", Establecimiento e insurgencia terminarán guerreando en un territorio vacío.
- Cuarto, porque si se trata de que ninguna de las partes está entrenada para negociar porque sólo saben dispararle al contrario, competerá pedir ayuda a quienes sí saben hacerlo.
- Quinto, porque un sistema orientado a la defensa de privilegios de clase o grupo puede negociar con una insurgencia igualmente degradada, bajándose ambos de la nube perversa que han construido para disfrazar sus falencias mientras el país realmente se resquebraja.
- Sexto, porque como a ninguna de las "partes" le interesa un régimen de apertura socio económica al estilo de China o India, su tozudez les hará estrellarse contra la indetenible presión global que, a la fuerza, les hará negociar obligándoles a dar un salto cualitativo que evite nuestra penosa "sub africanización".[24]
¿Y...? No negociando, la insurgencia sólo gana días de supervivencia en su ostentosa miseria selvática. Tampoco ganan los grupos privilegiados del Establecimiento porque clases medias y bajas deterioradas dejarían de consumir el 77 por ciento del producto nacional y porque la competencia internacional ya está comprando a precio de feria sus precarios negocios parroquiales[25]. El miedo a negociar, por tanto, expone de nuevo algunos síndromes de la delicada necrofilia colombiana que nos hace proclives a definir por las armas lo que de manera rápida y fructífera, otros muchos países han resuelto al construir espacios de negociación. Viene a la mente la terrible afirmación de Alan Jara cuando salió de la selva: "Sólo al Gobierno y a las FARC les conviene la guerra": habría que insistir en que, para peor, este amago de guerra no les conviene ni siquiera a los guerreros. *Maestría Ciencia Política. Economista. Investigador socio político independiente. Notas de pie de página [1] Kundera, Milan, 1985, "La broma", Ed. Seix Barral, Barcelona, 2ª edición.
Edición del 25 de octubre de 2010. [3] Este planteamiento fue desarrollado por el autor a espacio en su tesis magistral "Anatomía religiosa de la guerra", Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes, (2004), Capítulo 5. [4] Ramírez, William, "Las nuevas ceremonias de la paz" en Sánchez et. al (compiladores), "Pasado y presente de la violencia en Colombia", Ed. CEREC, Bogotá, 1ª Reimpresión, 1995. Págs. 458-468. [5] "El dossier con los planes de las FARC" (Semanario El Espectador, 2007-03-24, Pg. 4 A). [6] "Simón Trinidad", hoy convicto por diversos delitos en Estados Unidos, exponía ya avanzado el proceso a manera de temática de la "Agenda Común hacia la Nueva Colombia": "democratizar la propiedad agraria, la industria,... erradicar el narcotráfico y los cultivos (de bases drogadictivas) (sic) en Colombia)". (Semanario Tiempos del Mundo, Latinoamérica, 4 de octubre de 2010. Pág. A 3). [7] Publicada en Diario El Espectador, Bogotá, 2000-01-18, pg. 6 A. [8]Con el fin de mostrar la coherencia posicional insurgente al respecto, los temas suscritos entre la Coordinadora Guerrillera y el gobierno Gaviria en 1991 habían sido (abreviadamente): 1.Cese al fuego; 2. Relaciones con entes deliberantes del Estado; 3. Acciones contra paramilitares e impunidad; 4. Derechos de minorías étnicas; 5. Estado y democracia; 6. Soberanía nacional; 7. Democratización económica y social; 8. Reinserción; 9. Veeduría; 10. Metodología. (Ramírez, Cit.: 468 y 472). [9] Gurrieri, Adolfo, 1982, "La obra de Prebisch en la CEPAL", Ed. FCE, México. Currie, Lauchlin, "Políticas de crecimiento y desarrollo", Ed. Banco de la República, Bogotá.1968 "Desarrollo económico acelerado". Ed. FCE, México 1ª. Edición en español. Ospina, Luis, "Industria y protección en Colombia 1810-1930". Ed. FAES, Bogotá, 4ª Edición. 1987. Guillén, Fernando, "El poder político en Colombia", Ed. Planeta, 1ª Edición. 1996. [10] Comisión, Cit. Las dificultades que el gobierno Santos afronta para sacar adelante estas iniciativas en el seno del Congreso, explican suficientemente esta otra sinrazón. 2006 [11]Ferro, Juan et. al. "El orden de la guerra. Las FARC EP entre la organización y la política", Ed. CEJA, Bogotá, 2002. Pág. 62. [12] Reyes, Alejandro, "Guerreros y campesinos. El despojo de la tierra en Colombia", Ed. Norma, Bogotá, 2010, 1ª Edición. [13]Ferro, 2002, Cit: 63. [14] Son algunos de estos sectores: Sociedades Anónimas; Empresas de Servicios Públicos Domiciliarios (enlazada además con tres "comisiones reguladoras" que legislan en seis servicios públicos domiciliarios); Cooperativas, entidades sin ánimo de lucro y otras del denominado "tercer sector"; Puertos y empresas de transportes; Vigilancia y seguridad privada; Industria y Comercio; y Entidades privadas y públicas destinadas a la prestación del servicio de salud. [15] Congote, Cit. Cifras de empleo publicadas por Diario El Tiempo, Bogotá, "Bajó desempleo pero aún nos rajamos en A. Latina", 31 de octubre de 2010, Pg. 17. Cifras de inversión extranjera en Diario El Tiempo, Bogotá, "Colombia pierde terreno en inversión extranjera", 2 de noviembre de 2010. Pág. 12. [16] Ferro: 93 y siguientes. Es notabilísima la habilidad comercial capitalista salvaje demostrada por las FARC como neoempresarios del narcotráfico. [18] Perea, Carlos, "Porque la sangre es espíritu. Imaginario y discurso político de las élites capitalinas (1942-1949)", Editorial IEPRI, Aguilar, Bogotá, 1996. 1ª Edición, Págs. 129,157. [20] Guillén, "'Regeneración', ‘Unión Republicana', ‘Concentración Nacional', ‘Frente Nacional' ("Unidad Nacional"), parecen... denominaciones de un mismo fenómeno sustancial... Las razones por las cuales violencia y coalición se suceden pendularmente no han sido materia de... estudio sistemático, a pesar de la importancia... del fenómeno, que podría explicar muchos aspectos de la estructura... de los partidos... colombianos, así como... de su... persistencia histórica". (Nota entre paréntesis mía). 1996:363. (Pie de página No. 138). [21] Congote, B. 2010, Cit. [22] Egeland, Jan, "Se requiere más esfuerzo y voluntad de todas partes". 2010. Consultado en www.semana.com el 25 de octubre de 2010. Ideas para un país mejor. (Egeland es Director del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales, Antiguo enviado en Colombia de la ONU). [24] El proceso de avance chino sobre África, obliga ahora a ser muy prudentes calificando como "africanización" un estado social más degradado que el nuestro, pues varios indicadores muestran que África ya supera a América Latina. Por ejemplo, África está compuesta por 58 países y sólo 6 de ellos ocupan peores lugares en la escala de violencia después de Colombia (en la escala de 144 observados por el Global Peace Index, 2009). Cortesia: Bernardo Congote - razonpublica.com |
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